Desierto y Holi

Seis de la mañana, noche cerrada, abrimos los ojos en medio del desierto. Ayer, después de viajar todo el día, llegamos a las cinco de la tarde al Parque Nacional del Desierto. Fue llegar y subirnos a unos camellos para adentrarnos entre las dunas. Una vez allí, esperamos tirados en la fina arena la caída del sol. Es difícil de expresar la sensación de bienestar que encontramos. El tiempo transcurría lenta y suavemente…

Después de cenar, nos volvimos a adentrar en el desierto para pasar la noche entre la arena y las estrellas. Paseíto nocturno y a dormir, fue muy fácil conciliar el sueño. Despertamos antes que el guía y los dos kiwis con quién compartimos la experiencia y con la luz de la luna llena y los frontales decidimos volver sobre nuestros pasos. Raj, nuestro conductor, nos esperaba a las seis, a veinte minutos en camello del lugar donde pasamos la noche. La intención era salir muy pronto hacia Jaisalmer, a una hora de camino. Después de caminar una hora nos dimos cuenta de que estábamos… perdidos en el desierto! Sedientos, sin agua y sin nadie a quién preguntar. Como buenos navegantes, intentamos orientarnos con las estrellas y seguimos caminando. Al tiempo, nos dimos cuenta de que no íbamos en la buena dirección y ya había salido el sol. El sol no nos sirvió de gran ayuda, más bien empeoraba las cosas, cada vez teníamos más sed. Pasada otra hora al fin encontramos un camino. A pesar de que no pasaba nadie, nos tranquilizó. Bastante tiempo después vimos en la lejanía la silueta de tres hombres y varios camellos. Conseguimos alcanzarlos y explicarles lo sucedido. Uno de ellos sacó un teléfono y personal del hotel mandó un jeep para recogernos. Estábamos lejos de nuestro punto de encuentro, aunque durante la noche, habíamos pasado cerca. Toda una aventura!

Una vez en Jaisalmer, nos preparamos para celebrar el “Holi Day”. Holi es una fiesta famosa en la India, donde la gente celebra tiñéndolo todo de colores, la llegada de la primavera. Niños, ancianos, tenderos, motoristas, viandantes, absolutamente todo el mundo disfruta y participa de esta fiesta. La gente camina por las calles con sus bolsitas de colorante y cuando se cruza con otra persona, se llena las manos con polvos, acaricia suavemente la cara del otro, pintándola de color y le desea un Happy Holi. Asombran las buenas maneras y el respeto con que se lleva a cabo esta ceremonia, entre un gran ambiente festivo. Otros tiran los polvos al cielo, creando nubes de colores. Pero los que más disfrutan de este día sin lugar a duda son los niños. Esos pequeños cabrones tienen licencia para matar este día. Armados con bolsas de polvos, botellas de agua de colores y globos de agua también teñida se hacen los dueños de la calle sembrando el terror. En busca de objetivos que satisfagan sus aspiraciones, esos diablillos patrullan en grupo. Si eres un blanquito de otra raza, eres una pieza codiciada. Nos hicieron polvo.

Es difícil describir esta fiesta con palabras, incluso con fotos, solo podemos decir que disfrutamos como niños, que jugamos, bailamos, cantamos y reímos y que nos sentimos muy queridos en un lugar tan lejano. Fue una sensación increible. Vaya día este 20 de Marzo de 2011…

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