miércoles, 21 de diciembre de 2011

Bolivia Express; Todo es posible, nada es seguro


Entrar en Bolivia por el sur es dar un salto atrás en el tiempo de cincuenta años, es entrar en el segundo país más pobre de Latinoamérica. Curiosamente Bolivia es un país extraordinariamente rico en recursos naturales, algo que no llega a su población, la corrupción de la clase política y el expolio de multinacionales extranjeras son las causas. Al no disponer de todo el tiempo del mundo, porque en Navidades tenemos que estar en el Camino del Inca, que nos llevará al Machu Pichu, entramos con la intención de vivir cuatro grandes experiencias, recorrer el Salar de Uyuni, visitar una mina en Potosí, descender en bicicleta la Carretera de la Muerte cerca de La Paz y pasar unos días en la selva de Rurrenabaque.

Al llegar a Uyuni, nos encontramos con Raúl que nos espera. Ya ha realizado la visita al salar con Iñaki, que ahora está rumbo a Miami y Cartagena donde le esperan sus hermanos y algunos amigos. Sin embargo está a gusto en esta pequeña población donde es fácil relajarse al no haber nada. Es muy barato pasar el día, tanto hospedajes como comidas son realmente económicos. Dormir, leer, comer y pasear son las actividades del día. Paseando, impresiona ver en el mercadillo multitudes contemplando maravilladas y disfrutando del producto estrella, un televisor. Esta situación no es nueva, ya la hemos vivido, pero no en nuestra piel, sino en los relatos de nuestros padres. Al día siguiente iniciamos el tour de tres días. En el jeep van dos chicas alemanas, un japonés que a cada minuto está más negro, una divorciada española de cincuenta y tantos extremadamente intensa, nosotros dos y Donato, el guía. Ya en el primer día llegamos al plato fuerte de lo que es esta excursión, el Salar. Hace miles o millones de años, había un mar en este lugar ahora a tres mil y tantos metros de altura. El agua se ha evaporado y tan solo queda un desierto blanco de sal. No importa hacia el lugar que mires, que una vez estas en el centro del salar, todo a tu alrededor es blanco, un paisaje realmente curioso. Tenemos un día despejado y el sol, a estas alturas abrasador castiga duramente todo tipo de pieles. En la sesión fotográfica obligada, nos divertimos contemplando a un grupo de japoneses realizando todo tipo de montajes, performance y shows, son otra liga. Después de viajar todo el día en el jeep, pasamos la noche en un hostal construido en su totalidad, exceptuando los platos de ducha, con sal. Los dos siguientes días los pasamos en el jeep recorriendo desiertos áridos de tierra rojiza. Pasamos los cuatro mil metros casi llegando a los cinco mil, hay muy poca vida, la civilización es inexistente y a momentos tenemos la sensación de estar recorriendo Marte. Es una excursión que vale la pena, a pesar de la gran cantidad de horas en el vehículo. Paisajes realmente extremos y cielos espectacularmente estrellados durante la noche.















Visto el Salar, ponemos rumbo a Potosí, la ciudad a mayor altura del mundo, casi 4.100 metros y en su día la ciudad más próspera del mundo. Su riqueza viene de la explotación minera de Cerro Grande, un cerro relleno de minerales, que en su día obsequió con tanta plata a la ciudad y a la corona española, que se decía que se podía construir un puente de plata desde Potosí a España, y uno de ida y otro de vuelta con las calaveras de los trabajadores que en él habían perecido. A día de hoy, quinientos años después, el Cerro, inexplicablemente, sigue dando minerales y la minería, actualmente sin la abundancia de épocas lejanas, sigue siendo el motor económico de Potosí y de Bolivia. Tenemos mucha suerte y algo de intuición contratando el tour, y damos con Julio, un ex-minero que ahora regenta “Greengo Tours “ una pequeña empresa que ha levantado con sus manos y que se dedica a realizar tours por el interior de la mina, una mina en actividad. Al principio resulta un poco rudo, es orgulloso y bravo. Nos mira de tú a tú y nos prueba, no hay ni rastro en él del cuidado o del aparentemente sentimiento de extrema prudencia y  cautela con que los bolivianos miran al foráneo. Tenemos también la suerte de ser tan solo nosotros tres en la visita y de que en lugar de que sea alguno de sus guías sea el mismo quien nos lleve a la mina. El primer paso, es ir a equiparnos. Son equipos auténticos, algo desgastados y viejos pero en buenas condiciones y se los ve reales, no como los monos de un rojo chillón y extremadamente limpios que utilizan algunas agencias para británicos donde el principal y único punto de diversión es hacer explotar un cartucho de dinamita. Acto seguido, nos dirigimos a una pequeña tienda donde los mineros compran sus artículos de cada día, bolsas de hoja de coca para mascar, agua o algún tipo de refresco, cigarrillos, baterías para las linternas, cascos o dinamita. Sí, dinamita. Potosí es el único lugar del mundo donde una persona cualquiera puede adquirir cartuchos de dinamita con la misma facilidad que compra una botella de leche. Nos hacemos con algunos obsequios para los mineros y nos dirigimos a la mina. Al llegar se disipa cualquier duda de que sea una atracción turística, es una mina a plena actividad. Dos chicos que están sacando un carro de la mina lleno de mineral, saludan a Julio y bromean con él sobre sus tendencias sexuales. No es un tipo a la usanza este Julio, a sus cuarenta y tantos aún no está casado, ni tiene los cuatro chicos que de media tiene un minero a los treinta y pocos. Durante todo el día soportará con maestría, las bromas de los diferentes mineros que iremos encontrando y con los que iremos charlando. Antes de meternos tierra adentro, pasamos un rato con un grupo de mineros que se dispone a entrar. Están en una vieja caseta, mascando hojas de coca, haciendo piña y preparando algunos cartuchos de dinamita. Se arman de valor para entrar, hacen sentir fuerte e importante al compañero y se mentalizan para otra jornada en las entrañas de la tierra. Entramos antes que ellos, nos da bastante respeto, si las condiciones son difíciles en una mina y ocurren accidentes, no cuesta mucho imaginar que se puede encontrar en una mina en Bolivia. En esta, al ser de una cooperativa y no del estado, son los mismos trabajadores que, con su experiencia han ido cavando, apuntalando y creando los túneles.  Nunca ha entrado un ingeniero a la mina, nos dice Julio. El paso es muy bajo, pues los bolivianos son gente menuda y además, hacerlo más alto significa gastar esfuerzos y energía en un trabajo que no proporciona beneficio económico. Aquí se gana en función del mineral que se extrae. El túnel también es estrecho, tan solo cabe el vagón para la extracción del mineral, por lo que nos toca correr agachados durante 350 metros hasta llegar a una zona más ancha, antes de que nos encontremos un vagón de frente y tengamos que salir para ceder el paso. El suelo está encharcado, lo cual es una suerte, porque el agua evita que haya polvo en el ambiente, polvo que tarde o temprano acaba por perforar los pulmones de los mineros. Pasamos horas y horas hablando con Julio y con diferentes grupos de mineros, cada uno de los cuales realiza una actividad, perforación, demolición o extracción. Esta vida es realmente dura, es vender el alma al diablo, porque al trabajar en la mina ya saben que a cambio del dinero que reciben para alimentar a sus familias, garantizan que su  muerte será o bien por un accidente o bien por enfermedades del pulmón. Son gente dura, pero amable. Hablamos con ellos de todo, de su trabajo, de sus miedos y temores, de su futuro, de los deseos para sus familias ( se dejan la vida para que sus hijos vayan al colegio y no tengan que sufrir la mina ), de historias que han sucedido allí, de mujeres, de celebraciones y del “Tío”. El “Tío” es el ser divino que reina la vida de los mineros en el subsuelo, y si bajo el cielo el ser divino es Dios, bajo tierra es terreno del demonio. Quizás por estar bajo esta tutela, están tan aceptados los vicios de los mineros, vicios que los hacen subsistir en una vida extremadamente dura, los vicios más antiguos, alcohol y mujeres. Julio nos lleva al lugar donde se encuentra la estatua del demonio. En el suelo, latas de cerveza, alcohol puro para brindar con él y con la Pacha Mama ( La Diosa Tierra ) y algunos otros restos. Los mineros vienen a beber y hablar con él, para pedirle que les ayude a encontrar una beta de plata o para que les proteja y que nada malo les suceda mientras trabajan en su reino, a sabiendas de que tanto la Pachamama como el Tío exigen sacrificios humanos de tanto en tanto… Es una experiencia muy enriquecedora, dura e interesante, altamente recomendable. Uno tiene la imagen de cómo debe ser una mina, pero verlo y vivirlo, experimentarlo, y entrar en contacto con ello, golpea y deja mucho para la reflexión. Es sin duda una de las experiencias más intensas del viaje.







Aún impresionados con la gran experiencia de la mina, partimos hacia La Paz. Hemos llegado con el único objetivo de descender la carretera de la muerte. Esta carretera, con una longitud de 64 kilómetros y con un desnivel de 3.600 metros, parte a 4.700 metros y baja hasta los 1.100 se cobró aproximadamente entre 1997 y el año 2000, un promedio anual de 885 muertes y  dejó 6.119 personas heridas, ganándose su nombre. La mayor parte de los accidentes sucedieron hace tiempo y fueron  consecuencia de fallos en los frenos de los vehículos o del cruce de dos vehículos en sentidos opuesto. Es un camino empinado, extremadamente estrecho y sin quitamiedos, donde en muchos tramos tan solo 3 metros separan el lado seguro, el de la montaña, y precipicios de cientos de metros. Hoy en día, se ha construido una nueva carretera por donde circula el tráfico rodado, y la vieja se utiliza mayoritariamente para esta actividad de deporte extremo. Con cuidado y con buenas bicicletas no hay problema, aunque impresiona descender con un abismo al lado. Sin embargo, los guías nos recuerdan que cada año hay varios accidentes, mortales por supuesto. Gente que baja extremadamente rápido, fallos en los frenos en bicicletas de agencias low-cost, despistes tomando fotos, y las exigencias de la Pachamama… Todos acaban con un mismo resultado, la muerte. Lo disfrutamos, es una gran experiencia que dura prácticamente todo el día, pues se va realizando en pequeños tramos, uno tras otro. Las sensaciones son brutales y los paisajes también. Empezamos el tour en lo alto de una montaña, en una carretera de asfalto con un paisaje árido, algo de frio y rodeados de niebla. Después de horas, acabamos en la jungla, con calor, mosquitos. Nos llevamos muy buenas sensaciones del descenso y grandes y verdes montañas, enormes saltos de agua, caminos de tierra y piedra y precipicios de centenares de metros en las retinas. ¡Increíble!





Para acabar con la experiencia Boliviana nos queda la selva. No es el Amazonas, pero es muy muy similar. Desde La Paz ponemos rumbo a Rurrenabaque en bus, posiblemente el peor de los últimos meses. Un bus de veinte horas que al final se convierten en veintiséis. Durante la noche, estamos obligados a parar durante cuatro horas pues han empezado las lluvias y con ella los desprendimientos. Un alud de tierra ha cortado la carretera y los trabajos de rehabilitación son lentos. De día y ya casi llegando, agotados, un tráiler que transporta un camión hormigonera, ha partido un paso provisional en la carretera y ha quedado atrapado en el barro. Dos horas más tarde, su conductor que ha estado trabajando firmemente bajo la mirada de decena de personas que no paraban de presionar y un trabajador de unas obras cercanas con una excavadora mixta, obran el milagro y consiguen sacar el camión. Respiramos aliviados, pues pensábamos que no llegábamos al clásico, Real Madrid – Barcelona. Al final llegamos y lo saboreamos. Al día siguiente ponemos rumbo a la selva. Pasamos tres días y dos noches allí. Disfrutamos de paseos en barca con los delfines rosados haciéndonos compañía, buscamos sin éxito durante horas una anaconda en unos campos verdes y encharcados mientras el sol nos castiga y los mosquitos se dan un banquete a nuestra costa, pescamos pirañas, vemos aligátors, caimanes, aves de todo tipo, incluida el ave del paraíso de extremada belleza y el capivara, el roedor más grande del planeta. Sin embargo el plato fuerte llega el último día, en un momento dado, el guía para la barca y nos indica que si queremos nadar no hay ningún problema. ¿Cómo?¿Estamos locos?, responde alguno. Llevamos dos días viendo decenas de caimanes en el rio, sabemos que hay pirañas porque hemos pescado algunas y aunque no conseguimos encontrar la anaconda, sabemos que también andan por ahí. Sin embargo, resulta seguro. Nos comentan que los delfines rosados son animales muy territoriales, y que en las zonas donde hay varios de ellos se puede nadar sin problema bajo su protección, pues no tienen problemas con los humanos, en cambio mantienen a raya al resto. Con todo, sigue siendo un acto de fe, pues estamos viendo un caimán de cerca de tres metros en la orilla. La experiencia resulta altamente excitante, pues además de los de la orilla nos preocupan los que pueda haber sumergidos, el rio es marrón y no se ve absolutamente nada de lo que bucea en sus aguas. Al final salimos contentos, vivos e ilesos. Otra experiencia inolvidable…

Y con todas estas vivencias en la mochila, ponemos rumbo a Perú. Se acercan las Navidades y es momento de reencuentros.











4 comentarios:

  1. wow!!!increíbles las fotos!!!!wish i were with you!

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  2. INCREIBLE! Molt Bon Nadal a tots!

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  3. Aquest 22 de Dec. s´ha complert una constant no ens ha tocat la lotería, pero estam contents tenim salut.Tampoc es cumplirá lo que durant tans d´anys m´ha emocionat "VUELVE A CASA, VUELVE, POR NAVIDAD".Pero m´alegro molt que pogeu passar un Nadal tan especial recorrent "EL CAMINO DEL INCA"( mes emocions fortes si cap.Desitjar-vos que ho paseu molt bé i disfruteu molt, dir-vos que encare estigueu lluny vos sentirem aprop
    BON NADAL BONES FESTES I FELICITAT als cuatre. BESOS MOLT FORTSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS P.D. no vos preocupeu per les gambes,llagosta i mes bitxos amb mordalas heu congeleré fins que arribeu jaja

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  4. Si normalmente ya se os echa de menos, en estas fechas mejor ni pensarlo... Muchísimas gracias por compartir con nosotros este año increible. Simplemente desearos lo mejor y que tengáis unas muy felices navidades !! Bon Nadal !! Besos y abrazos desde Perú !!

    Nani : esper que es papa noel acabi amb ses goteres,jejejeje. Molts d'anys !!

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