jueves, 15 de diciembre de 2011

Buenos Aires, Córdoba, Jujuy; Argentina... ¡¡Qué bueno que vinimos!!!


Todavía con los ruidos de la “Garganta del diablo” resonando en los tímpanos, nos disponemos a dejar Iguazú y volar hasta Buenos Aires. Partimos justo el día en que Iñaki y Raúl llegan aquí después de visitar la capital argentina. Iñaki está de vuelta, parece que los problemas que lo obligaron  a hacer un paréntesis y volver a España, se han resuelto de forma positiva. Raúl lo ha esperado, prácticamente no han coincidido. Con la agenda de Iñaki, parece que no volveremos a coincidir hasta Cuzco ( Perú ). Este año queremos celebrar la Navidad de manera diferente, nos juntaremos todos, parece que por última vez, recorreremos el “Camino del Inca”, y luego… luego ya veremos.

Llegar a Buenos Aires es decir adiós a nuestros padres que vuelven a casa. Han sido veinte días muy intensos, y muy bien aprovechados. A pesar de la nostalgia de la despedida, estamos todos contentos. Hemos disfrutado mucho, hemos vuelto a estar juntos y hemos compartido días inolvidables. Para recuperarnos de esta pena, quedamos con Germán, con quién coincidimos en Nueva Zelanda, en aquellos días de rugby. Quedamos para cenar, parecemos ancianos rememorando batallitas, pero nos gusta. Celebramos el encuentro hasta las primeras luces del día. Pasamos varios días en Buenos Aires, nos dedicamos a pasear por el centro y por sus barrios, La Boca, San Telmo, Puerto Madero o Palermo. Esta ciudad tiene un encanto especial. En el barrio de La Boca, nos libramos de una buena. Después de haber recorrido Caminito, la zona más turística llena de tango, referencias a Maradona y fachadas de colores, nos disponemos a ir a comer a un restaurante que nos ha recomendado una muy buena amiga, localizado  en la otra punta del barrio. Empezamos a caminar hacia allí, y justo delante de La Bombonera paramos para contrastar algo de información. El domingo juega Boca contra “La Academia”, Racing de Avellaneda. Nos gustaría asistir, aunque está muy complicado. La hinchada de Boca está en medio de una guerra civil y habrá unas medidas de seguridad extraordinarias, no saldrán  entradas a la venta y se prevé un partido muy caliente. “No hay entradas a la venta, las que están circulando son falsas” nos dice el dueño de una tienda de equipación y recuerdos de Boca Juniors, “Si quieren intentar, prueben de llamar a esta persona el domingo por la mañana” dice mientras nos da un teléfono. Durante todo el día nos han estado ofreciendo entradas. Es amable, por alargar la conversación le preguntamos cómo llegar  al restaurante “Está a unas diez cuadras, ¿Cómo van?” pregunta interesado, “Caminando”, respondemos. “No…. Olvídate… No llegan. Tomen un taxi”. Damos gracias y extrañados volvemos a preguntarle a una pareja de policías que vigila una esquina, y nos confirman que o vamos en taxi o nos despellejan. Son las dos del mediodía, sin embargo, no queda otra. Durante la comida, la televisión anuncia que ha muerto “Doña Tota”, la madre de Dios. Diego vuela hacia Argentina.

Llega el día del partido y por la mañana llamamos al tipo de las entradas, nos dice que tiene dos pases de gente del club, quedamos por la tarde para vernos. Nos encontramos en un bar, acudimos con cierta desconfianza, todo este mundillo que envuelve los estadios argentinos es muy turbio. Aparece el tipo y le realizamos varias preguntas, nos contesta y nos hace una prueba con la entrada para demostrar que es verdadera. Tampoco tenemos mucha alternativa, y las compramos. Caminamos hacia el estadio, el ambiente nos tiene tensos, hay mucho sujeto que asusta e intimida. Pasamos los dos primeros controles que han puesto a cien y cincuenta metros del estadio para evitar que se vuelvan a repetir los incidentes que casi clausuran el campo del partido anterior.  El exlíder de “La Doce”, la barra de Boca, volvía después de varios años de cárcel. Él y otros novecientos fieles más, se colaron en la grada opuesta a donde se ubica “La Doce”, reclamando de nuevo su trono y amenazando de muerte al actual líder. Arrasaron los tornos, a los escasos miembros de seguridad que vigilan las puertas y sembraron el caos en una grada donde no hay espacio libre, sin que pasara nada. Justo al llegar a esta puerta, preguntamos cómo acceder a la nuestra. El portero, rápidamente nos arrebata las entradas diciendo que son falsas y rompiendo tan solo una puntita. Es un poema la cara que se nos queda, sin embargo, reaccionamos y le respondemos que si son falsas, y ya están rotas, que nos la devuelva. Un viejo de aspecto perverso que está cerca controlando el acceso sin aparentemente pertenecer al club, nos presiona de malas maneras para que nos vayamos, incluso el policía asignado a la puerta. Nos fuerzan a irnos, nos sentimos bastante inseguros y al final nos vamos. La suciedad y la corrupción que flota en el aire lo hace irrespirable. Nos vamos molestos y cabreados, sabíamos que podía pasar pero ello no alivia el enfado. Cuando nos enfriamos, llegamos a la conclusión de que no es tan grave, no sabemos quién nos ha engañado, si el de la entrada o el de la puerta, apostamos por este último, sospechamos que incluso el policía está compinchado, pero ya nos da igual. Nos repugna este ambiente y esta forma de vivir de engaños constantes, algún día se la harán a quién no toca y saldrán mal parados, el mundo da muchas vueltas y siempre hay un pez más grande. 

Decidimos poner rumbo a Córdoba, allí tenemos dos amigos, Tomás y Ricardo, dos primos que conocimos en un barco en Halong Bay, en Vietnam, junto con Pepe. Llegamos a Córdoba con la intención de descansar unos días, de no visitar nada, tan solo estar tranquilos y compartir tiempo con ellos. Están entregando la tesis de fin de carrera, así que de día no los molestamos mucho. Aún y con eso, Tomás ejerce de gran anfitrión.  Nos vemos de noche, salimos a cenar y a tomar algo. El viernes, ya con la tesis entregada, montamos un asado con sus amigos para celebrarlo. Son una colección de personajes tremendos. Disfrutamos de charlar y reír con ellos sentados en una mesa con carne por delante. Esta es una de las cosas que echamos terriblemente en falta, estas reuniones con los amigos, y estar con ellos, anestesia ese dolor. A diferencia del porteño, son tremendamente hospitalarios, amables y sencillos. Muy similares a la gente de nuestro entorno y muy lejanos a la imagen que se tiene normalmente del argentino, imagen que ha exportado Buenos Aires, más arrogante, apresurado y algo soberbio. Bien por lo a gusto que estamos o por la presión que nos ejercen, acabamos cambiando el planning  y nos quedamos un día más, es sábado y Córdoba es famosa por su “joda”. Al día siguiente nos vamos. Quedamos muy agradecidos y esperamos algún día poder recibirlos en casa y cambiar los papeles.

Estamos muy próximos a dejar Argentina, nos encontramos en el Norte, llegando ya a la frontera con Bolivia. De camino, Raúl e Iñaki, que ya han pasado por aquí unos días antes, nos envían un resumen de la zona. Paramos en Purmamarca para visitar el “Cerro de los siete colores”. Es bonito, cerros de gran variedad de colores, rojizos, verdosos, amarillos y ocres mezclados en sus laderas. Sin embargo, lo que más llama la atención, después de casi mes y medio en Argentina es el cambio tan radical, respecto a infraestructuras escasas y muy deterioradas, así como la fisonomía del paisaje y de la gente. Se nota la proximidad con Bolivia. Las comodidades en estos lugares terriblemente áridos y semidesérticos empiezan a brillar por su ausencia. Nos parece interesante, nos han hablado muy bien de Bolivia y le tenemos ganas. Iñaki ha seguido su camino, y Raúl nos espera en Uyuni, donde visitaremos el Salar. ¡Hasta siempre Argentina, Hola Bolivia!

P.D: Gracias Germán, Ricardo, Tomás y compañía…
P.D2: Al final, estamos contentos de no haber entrado en La Bombonera, siempre fuimos de River!

 










6 comentarios:

  1. os espero en Cuzco.....que ganas!!!!

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  2. por fin cuerpos veo que estais bien
    feliz navidad

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  3. Sin palabras o con una sola impresionante,como siempre m dais una envidia enorme,jaume y l navidadd no volveis?
    Oye libro del viaje sin falta negocio seguro:-)

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  4. Hola muchachos desde Melchor Mascaró.

    Comentando con Marcelo lo de las entradas se saca el carnet de socio del Boca y sonrie pues se tenia que haberle preguntado antes y os dice donde podeis comprar entradas y con quien hablar para entrar sin problemas, ir al campo si no conoces el tema es peligroso.

    Saludos a todos desde Mallorca.

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  5. Hola Jaume, soy Nani, sólo desearos Felices Fiestas, todo lo demás ya lo tenéis, besotes desde La Roqueta

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  6. Felices Fiestas!! y como mañana me va tocar la lotería, quién sabe, a lo mejor nos vemos en el camino de ése de Inca....(qué hacía un inquero por allí??)
    Besos!

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